Mauritania: nuestro vecino del sur

Mauritania: nuestro vecino del sur
1. Etnias, tribus y cofradías. La sociedad mauritana en su interacción con el Estado.Mauritania destaca por ser una auténtica tierra de frontera. Constituye, en efecto, una auténtica región de transición entre el mundo magrebí y el saheliano o sudanés. El sistema de identidades de esta sociedad es por ello enormemente complejo. Se encuentra atravesada en primer lugar por la división entre arabo-bereberes, beydán («blancos)», y negroafricanos sahelianos, sudán, («negros»). La rivalidad entre ambos colectivos constituye una de las claves de la dinámica social y política del país. Esta rivalidad se centra frecuentemente en la lengua, en el afán de los beydán por promover el uso del árabe frente a las lenguas sahelianas, pero también frente al francés, mejor dominado por los negroafricanos. El segundo gran foco de conflicto es la tierra. Mauritania es un país desértico y la tierra fértil se concentra a orillas del río Senegal. La sequía ha empujado desde los años setenta a los antiguos nómadas hacia este territorio controlado tradicionalmente por los kwara.
La etnia beydán es la mayoritaria en el país, siempre que se incluya dentro de ella a los harratín, o negros arabizados descendientes de esclavos. Ha sido conformada históricamente por la superposición entre dos grandes estratos de población. El primero ha estado constituido por los bereberes sanhaya, que durante la Edad Media crearon el Imperio Almorávide. El segundo es el de los descendientes de las grandes emigraciones beduinas de los Banu Hilal. Un sector de éstos, los Maqil, conquistó el espacio mauritano a partir del siglo XV, se impuso a la población bereber y la arabizó casi por completo
Hay que decir, sin embargo, una gran parte de los arabo-bereberes son realmente negros arabizados, como ocurre en especial con los ya mencionados harratín. Otros muchos beydán muestran en sus rasgos físicos un origen racial mixto, fruto seguramente de uniones entre hombres libres y concubinas negras. Esta división racial se hace todavía más compleja, por cuanto dentro de la población negra pueden distinguirse dos grupos claramente diferenciados. El primero de ellos es el de los kwara, negros de cultura saheliana, en donde los principales grupos étnicos son los fulani, sonninke, wolf y bambara. El segundo gran grupo es el de los ya citados harratín. Estos últimos poseen un status social un tanto ambivalente. Su condición de antiguos esclavos les condena a una posición discriminada. Muchos de ellos mantienen todavía hoy en día fuertes relaciones de dependencia con respecto a sus antiguos amos, a veces encubiertas como lazos de devoción entre un discípulo y un maestro sufí. Pero también se ha venido desarrollando desde los años ochenta un fuerte movimiento reivindicativo dentro de este colectivo. Al mismo tiempo, sus relaciones con el primer grupo negroafricano son complejas. Les separan la lengua y la identidad étnica. A veces los harratín han sido utilizados por sus patrones beydán como fuerza de choque contra los kwara, del mismo modo que a menudo se han podido hacer con las tierras arrebatadas a estos últimos
Junto a esta división étnica y racial debe contarse igualmente con la división tribal que atraviesa a la población beydán. Tradicionalmente, las distintas tribus beydán se dividía en los órdenes de guerreros, hassan, morabitos, zwaya, y tributarios, znaga. El orden más numeroso era el de los zwaya. Estaban consagrados a la producción y de ellos salían los linajes de eruditos religiosos. Vivían en general pacíficamente. Los hassan, dedicados a la guerra, recibían tributos a cambio de su protección. Los znaga eran poco numerosos y servían como criados a los otros dos grupos. Estas divisiones poseían, sin embargo, una cierta flexibilidad y los distintos linajes podían cambiar de un orden a otro. La colonización francesa propició un fortalecimiento de la posición de los zwaya y una práctica desaparición del los znaga. Existían también una serie de castas endógamas profesionales, como la de los artesanos, maalem, y la de los juglares o griots. Sus miembros eran objeto de una clara discriminación.
La población beydán se organizaba de un modo tribal. El eje del sistema eran linajes patrilineales de mayor o menor amplitud, desde el clan hasta la confederación tribal. Sin embargo, los vínculos establecidos mediante madres y esposas eran también vitales y, en ocasiones, podían acabar reconvertidos en vínculos por vía paterna, merced a las convenientes manipulaciones genealógicas. El sistema era en conjunto flexible y hacía posible los cambios de afiliación tribal para los distintos linajes. Este sistema se articulaba con el de las cofradías sufíes. Las más importantes en Mauritania son la Qadiriya y la Tiyaniya. Los dirigentes de estas cofradías tejen redes clientelares de discípulos y crean sus propios linajes santos. De este modo, acaban convirtiéndose a veces en los núcleos dirigentes de ciertas tribus. El sufismo sigue gozando en la actualidad de una notable influencia y constituye uno de los nexos de unión entre la población blanca y negra del país.
2. Mauritania: Lugares, agentes y rutas en un espacio sin fronteras.Examinada en un contexto regional más amplio lo primero que nos llama la atención de Mauritania es su posición geográfica, a caballo entre el Magreb y el África occidental, siendo además parte del Sahel. Mauritania es un país de integración, más allá de la simple conexión que facilita el intercambio, podemos ver a Mauritania como un espacio de encuentro entre los dos núcleos de población citados.
Si se trata de describir en un mapa la distribución espacial de los diversos grupos humanos presentes en Mauritania, designamos el recipiente y por lo tanto producimos una realidad de referencia de la que será difícil escapar. Al hacer esto, corremos el riesgo de presentar una descripción general de Mauritania demasiado simple. En Mauritania se distinguen varias regiones, pero sus contornos son difusos por lo que debemos referirnos a ellas más como «polos»: el del Norte, incluyendo parte de Tagant y Adrar y el Sahara Occidental; El Gueble cubriendo parte de Trarza y Brakna, la del Este, Ech-Sharq correspondiente a la parte oriental de Assaba y Hodh y el valle del río Senegal. Dejando aparte -por su carácter centrípeto- las ciudades de Nouakchott y Nouadhibou (Lechartier, 2005, pág. 18).
Esto nos lleva a buscar una herramienta para dar explicación a un primer imperativo cartográfico, el «espacio nómada» (Retaillé, 1998) que no considera el espacio como un conjunto de áreas yuxtapuestas, sino como una serie de enlaces que unen diferentes lugares. El control de este espacio nómada no se ejerce con la apropiación de la tierra, sino con el control de los enlaces entre sitios. El espacio móvil se llama metafóricamente «espacio de la guerra». Es el espacio de la guerra debido a que el poder reside en el control de las distancias entre los lugares, el control de las pistas y núcleos sedentarios, y no en su propiedad.
El fracaso del Estado postcolonial en crear una identidad nacional unificada basada en la inclusión, la participación y el respeto a la diversidad, es una causa distinta de la tensión prolongada y el conflicto en el país. La intensificación de las redes transnacionales de la globalización representa una nueva meta-geografía emergente en la que el flujo de mercancías, dinero y gente a través de las fronteras es lo más característico.
Que una sociedad no encaje en los criterios europeos de estado o nación no significa que no posea su especificidad, y que no constituya un pueblo. En el caso de Mauritania, es una sociedad muy compleja con dos etnias, subdividida en tribus y clanes, que durante siglos permaneció anclada en lo que Ibn Jaldún denomina «la civilización beduina».
Cabe preguntarnos si Mauritania tiene una identidad propia y, en su caso cuál es. En el plano espacial, de las lógicas estatales y tribales se derivan respectivamente dos concepciones espaciales diferentes: la sedentaria y la nómada. La articulación del Estado y la lógica tribal, puede ser presentada como la combinación de fuerzas centrípetas y centrífugas.
La lógica del Estado es impulsada por una fuerza centrípeta que tiende a concentrar el poder político. Los que representan y los que legitiman son los mismos. Por su carácter centralizador, Nouakchott, constituye su centro. Pero no podemos considerar Mauritania como un conjunto de áreas yuxtapuestas, sino como un espacio nómada, una serie de enlaces que unen diferentes lugares. El control de este espacio nómada no se ejerce con la apropiación de la tierra, sino con el control de los enlaces entre sitios.
Las tensiones étnicas por el acceso a los recursos económicos son sintomáticas de una dinámica de poder asimétrico que paralizan culturalmente a los estados plurales y complican la convivencia entre las comunidades y su democratización. En Mauritania, la omnipresencia de la política basada en la identidad étnica lleva a una perpetua agitación étnica.
Mauritania es un país con varias identidades, en la periferia tanto del Magreb, como del Sahel y el África occidental francesa, donde se sincretiza diversos valores en un espacio donde el estado concebido en un sentido europeo no tiene sentido, pero que es capaz de extender su lengua y su cultura nómada más allá de sus fronteras; y donde el territorio -vacio- es menos importante que los lugares -ciudades- y que los flujos entre ellas y a lo largo del Sahara-Sahel.
Debido a su ubicación y la gran porosidad de sus fronteras, Mauritania ha sido especialmente vulnerable a todo tipo de tráfico, incluido el de armas. Eso supone también el riesgo de que el país se convierta en una importante ruta de tránsito para el tráfico de cocaína a nivel mundial.
En las zonas periféricas del país, donde la presencia del Estado es mínima, aumentan las oportunidades para los diferentes grupos de interés para perseguir sus propios objetivos. La naturaleza estratificada de la sociedad es otra fuente de inseguridad, como lo es el extremismo violento. La radicalización interna en Mauritania se agrava por su interrelación con los factores transnacionales como el tráfico ilícito y las redes terroristas regionales.
Contrabando y terrorismo responden a dinámicas diferentes, la primera obtiene su beneficio del flujo, mientras que el terrorismo necesita unos territorios bajo su control, unos santuarios. El término «narcoterrorismo» no describe una realidad precisa ya que los terroristas no suelen ser los mismos que los traficantes de drogas, si bien se apoyan mutuamente.
El gobierno tiene que reforzar su lucha contra la corrupción, la profesionalización de su aparato de seguridad, promover la justicia social y mejorar la situación de los más pobres. También tienen que ser mejorados el nivel de inclusión política y de los derechos culturales de los ciudadanos. La legalización del partido islamista moderado, Tawassoul, es un paso hacia la promoción de la participación y la ampliación del sistema de participación.
Promover una buena gobernanza y reforzar la capacidad del Estado es fundamental para mejorar las condiciones económicas y la construcción de la confianza de los ciudadanos en las instituciones nacionales de Mauritania. Pero la transformación en una sociedad estatal compacta no será fácil ni rápida. Tal transformación institucional requiere un liderazgo nacional responsable, así como los donantes internacionales que se muestren dispuestos a vincular la ayuda económica a la mejora de la seguridad humana (Boukhars, 2012).

3. Evolución de las relaciones internacionales de la República Islámica de Mauritania.Después de alcanzar su independencia, Mauritania ha tenido diferentes etapas de desarrollo en su política exterior, sobre todo hacia los países más próximos geográficamente, como Marruecos o Argelia.
En un momento crucial para conseguir una razonable relación con ambos y proteger su unidad territorial, reconoció a la República Árabe Saharaui Democrática (RASD), y a posteriori dio clara prioridad a sus relaciones con Marruecos, lo que a su vez le facilitó el acceso a la Liga Árabe y amplió sus relaciones con otros países árabes.
Está claro que el papel de Mauritania podría ser más relevante en el mundo magrebí, pero por el momento ha preferido mantenerse en la sombra, y manteniéndose al margen durante la Primavera Árabe.
En los últimos años Mauritania tuvo que abrirse más hacia los países del continente africano y sus organizaciones, tales como ECOWAS y la Unión Africana, sobre todo durante su presidencia en ella. Se puede observar el mejor entendimiento en sus disputas fronterizas, y en general en las relaciones con Mali y especialmente con Senegal; sin embargo, por el momento es temprano para poder constatar que todas las tensiones se han superado por completo. Para reforzar las capacidades antiterroristas y contribuir a la seguridad en la zona, Mauritania participa desde 2004 en la iniciativa norteamericana Pan Sahel.
A finales de los noventa, Mauritania se aproximó hacia Israel y Estados Unidos, al distanciarse de la órbita francesa, lo que al final provocó una reacción no muy positiva. A posteriori, se acercó a Irán, al romper las relaciones con Israel. Hay otros países como China, que desde hace tiempo tienen relevancia en el territorio. Rusia últimamente está posicionándose mejor en Mauritania.
El interés hacia Mauritania podría aumentar en los próximos años debido a los recientes descubrimientos de nuevos recursos naturales, aunque todavía cuestionados, como petróleo, uranio, diamantes y oro, así como por el aumento de los precios de algunos recursos a nivel internacional, tanto como por el crecimiento y apertura de la economía mauritana, lo que harán posible nuevas exploraciones e inversiones. Actores como EE. UU. y China, ya han definido el África subsahariana como un nuevo objetivo competencial de sus intereses globales.
España y la UE estando geográficamente más cercanos deben ofrecer alguna alternativa a los países del Sahel.
La Unión Europea sigue siendo el principal socio comercial de Mauritania mediante la firma de acuerdos de pesca y la financiación a través de Fondos Europeos de Desarrollo (FED). La estratégica posición de España gracias a Canarias, y la intensificación de las relaciones entre ambos países en los últimos años, abren al país muchas posibilidades para convertirse en un socio importante en el futuro de Mauritania.
4. Comentarios a la Ley Antiterrorista de la República Islámica de Mauritania (RIM).La gravedad y proliferación de actos terroristas que ha padecido la sociedad mauritana, obligó al ejecutivo del presidente Abdelaziz a promulgar una nueva ley antiterrorista (Ley nº 35/2010, de 21 de julio), aprobada por el Parlamento de Mauritania el día 5 de enero de ese año.
Legislación de carácter especial, que unida a otras iniciativas antiterroristas busca enfrentar, la grave amenaza que para la sociedad supone el nacimiento y proliferación de grupos terroristas.
El desarrollo normativo en materia de terrorismo optado por la República Islámica de Mauritania (RIM), reproduce la normativa europea del año 2001 en cuanto a definición y calificación del fenómeno terrorista, pero la realidad mauritana, la fortaleza de sus instituciones o su grado de desarrollo democrático no son similares a la realidad europea a la que, cada vez más, Mauritania tiende a reflejarse.
La legislación mauritana ha fortalecido los poderes y facultades de los servicios de inteligencia y la Policía en la lucha contra el terrorismo y, al igual que los diferentes Estados europeos, Mauritania no han hecho sino acrecentar cautelas y restricciones en el ejercicio de determinados derechos fundamentales en la lucha contra el terrorismo.
Históricamente, la producción normativa que en materia de terrorismo de los distintos países descansa entre su tipificación dentro de la legislación de carácter especial de cada época, y la de su tipificación como delitos comunes, agravados por la naturaleza terrorista, e incorporados a la legislación ordinaria primero de manera dispersa y finalmente sistematizada, pero sin privarles de un tratamiento «excepcional».
La nueva ley concede poderes adicionales a las fuerzas de seguridad para combatir la amenaza del terrorismo. La ley consta de cuatro títulos y 48 artículos y tiene como objetivo la prevención y la represión de los delitos de terrorismo, entre cuyas características cabe destacar:
–El fortaleciendo de las facultades de investigación de las fuerzas de seguridad y del Ministerio Fiscal.–El establecimiento de una jurisdicción única en todo el territorio para enjuiciar los delitos de terrorismo en la corte de la Wilaya en Nuakchot.–El establecimiento de la pena de muerte.–El plazo de detención de 15 días prorrogable a 30 días más.–La exigencia de una orden escrita del fiscal o una orden judicial, para interceptar las comunicaciones telefónicas o iniciar registros domiciliarios.
La norma distingue entre actos de terrorismo y el delito de terrorismo propiamente dicho, y establece en su artículo 3 una tipificación de los actos de terrorismo.
La delimitación de los actos de terrorismo va a determinar las concretas conductas y los efectos procesales y penales frente a quienes resulten implicados en actividades terroristas.
La finalidad de intimidar a la población, subvertir el orden constitucional, desestabilizar sus instituciones o perjudicar a los intereses de otros países o de una organización internacional se configuran como elementos subjetivos del injusto, definición que coincide exactamente con la definición europea de actos de terrorismo incluida en la Decisión Marco del Consejo de 13 de junio de 2002 sobre la lucha contra el terrorismo (584/2002/JAI) y que va a ser donde por primera vez se presente con carácter vinculante una definición jurídica de terrorismo en el ámbito de la Unión Europea. Hay que destacar que dicha definición aparecerá en rea-lidad por primera vez medio año antes, en la Posición Común 931/2001, de 27 de diciembre.
El ámbito de aplicación de la ley (artículo 2) se extiende a lo que el legis-lador establece genéricamente como «delitos de terrorismo», que posteriormente desarrolla en los artículos 4, 5 y 6. En cuanto a los delitos de terrorismo, la descripción típica de los mismos es determinada por el legislador a través de los elementos subjetivos de tendencia, el ánimo o tendencia de realizar la propia conducta típica.
A efectos de la ley, se entiende por grupo terrorista todo grupo estructurado de más de dos personas, establecido durante cierto tiempo, que actúa de manera concertada con el fin de cometer delitos de terrorismo, (artículo 6 in fine).
Deben tipificarse como delitos de terrorismo según los artículos 4, 5 y 6, lo delitos ligados a las actividades terroristas (artículos 4 y 5),18 así mismo se tipifican como delitos la inducción, la cooperación, financiación y la tentativa (artículo 6).
El presupuesto básico común que delimita la calificación del terrorismo se sitúa en la producción de una «lesión grave al país» (artículo 3), gravedad en relación al efecto que produce en los ciudadanos y en las instituciones, la amenaza continua de atentados, vinculada al carácter permanente de las organizaciones terroristas, que debe completarse junto a los elementos finales incorporados a la definición.
El elemento subjetivo de finalidad se configura sobre tres modalidades alternativas, de manera que es suficiente que concurra una de ellas: intimidación grave a la población, «obligar indebidamente» a las instituciones internas o internacionales a actuar de una determinada forma y desestabilizar gravemente las estructuras políticas, constitucionales o sociales.
5. Factores militares y de seguridad.Los fuertes rasgos que definen la personalidad de la República Islámica de Mauritania-RIM (Dispersión geográfica de la población, extensas fronteras no definidas claramente, su situación estratégica en el Sahel, relaciones con los países vecinos, etc., también influyen en la organización de sus » instrumentos» de seguridad y defensa.
Aunque el porcentaje del PIB dedicado a seguridad y defensa no se estima que vaya a incrementarse en los próximos años, sí lo hará su PIB (el banco Mundial le adjudica una tasa de crecimiento anual de un 6.7% en 2013). Esto permitirá a las Fuerzas Armadas mauritanas renovar su material, principalmente del Ejército del Aire (aviones de transporte y ataque a suelo) y Armada (patrulleros medios). La lucha contra bandas armadas y el control de fronteras seguirán constituyendo sus misiones principales.

Mauritania: Organización General de Seguridad y Defensa
En relación con sus Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, llama la atención la diversidad de cuerpos y el volumen. Este fenómeno suele darse en aquellos países donde las Fuerzas Armadas tienen tendencia/tradición a intervenir en la política doméstica, porque de este modo se trata de difuminar y dispersar las fuerzas capaces de organizar golpes o contragolpes.
Las tensiones socioeconómicas se seguirán reflejando en las Fuerzas Armadas, siendo las más notables el status de los miembros de raza negra y etnia Haratin, quienes continúan siendo vistos como ciudadanos de segunda clase. Su progresiva incorporación y promoción a los empleos superiores constituye todo un desafío para conseguir la cohesión interna.
Los militares seguirán siendo actores claves del conflicto interno y mantendrán el control político y económico, pero suelen estar a menudo divididos y, por ello, propensos a fomentar la inestabilidad.
En los próximos años, una mayor entidad de tropas terrestres mauritanas participaran en misiones en el exterior (bajo bandera ONU y/o de la Unión Africana), lo que aumentará su moral, grado de entrenamiento y eficacia. Este mayor contacto con el exterior, así como una mayor profesionalización y formación del ejército, podrían ir reduciendo progresivamente la tradicional tendencia de las Fuerzas Armadas mauritanas a intervenir en la vida política del país.
En cuanto a la cooperación regional sahelo-sahariana, existen bastantes organizaciones e iniciativas de Seguridad y Defensa (quizás demasiadas) en la actualidad, pero no hay ninguna que incluya a todos los países de la zona. Si Mauritania quiere desempeñar un papel político a medio/largo plazo en la zona, debería incorporarse a aquellas organizaciones en las que está ausente (ECOWAS, etc) y facilitar la incorporación de terceros países en aquellas de las que es miembro (CEMOC, G5 del Sahel, etc).
No se le puede negar el éxito en el campo de la lucha contra el terrorismo ya que Mauritania no ha sufrido ningún ataque terrorista desde finales de 2012. Sin embargo y, aunque los esfuerzos multilaterales son efectivamente muy deseables y es preciso alabar cualquier iniciativa o esbozo de ella que se produzca al respecto, la lucha antiterrorista sigue y seguirá siendo una labor principalmente nacional, y es aquí donde se echa en falta la existencia de un organismo único que coordine la lucha antiterrorista de las más de diez entidades de Seguridad y Defensa implicadas.
Finalmente, y teniendo en cuenta el futuro contexto económico donde los ingresos extraídos de los sectores de la minería y el petróleo aumentaran significativamente, las Fuerzas Armadas mauritanas pueden (deberían!) ser el motor y el catalizador del cambio socio-económico que necesita Mauritania. Para ello, deben proporcionar un escenario de estabilidad interna (unidad nacional) y regional que permita erradicar el terrorismo, las desigualdades étnicas, la esclavitud, la pobreza y la corrupción, es decir fomentando el desarrollo, porque como dijo Kofi Annan, Secretario General de la ONU:

Documento de trabajo «Mauritania: nuestro vecino del sur, un estudio geopolítico en red» (versión resumida). Documentos de Seguridad y Defensa 65 (2014). Escuela de Altos Estudios de la Defensa.

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