Princess Alice

Princess Alice
En la excelente serie sobre los Roosevelt emitida por la cadena televisiva pública PBS durante la segunda mitad de Septiembre (The Roosevelts: An Intimate History, producida por Ken Burns), la extraordinaria figura de Alice Roosevelt (1884-1980) –»Princess Alice» para la prensa norteamericana, convertida en una » celebrity» internacional-, hija mayor del primer presidente Roosevelt, ha quedado un poco desdibujada, en comparación, lógicamente, de TR, FDR (los primeros presidentes conocidos popularmente por sus siglas), y la esposa del último, Eleanor Roosevelt (1884-1962). El marcado contraste entre las personalidades de las dos primas, Alice y Eleanor, está bien expuesto en la obra de Betty Boyd Caroli (The Roosevelt Women, New York, 1998).
Sobre Alice Roosevelt en particular se han publicado algunas muy dignas biografías que, sin embargo, dudo mucho que algún día se traduzcan y lleguen al público español. Por ejemplo, las de James Brough (Princess Alice. A Biography of Alice Roosevelt Longworth, Boston, 1975), de Howard Teichmann (Alice. The Life and Times of Alice Roosevelt Longworth, Englwood Cliffs, NJ, 1979), de Carol Felsenthal (Princess Alice: The Life and Times of Alice Roosevelt Longworth, New York, 1988), y últimamente la de Stacy A. Cordery (Alice: Alice Roosevelt Longworth, from White House Princess to Washington Power Broker, New York, 2007). Su perfil biográfico y su apelativo como princesa, que venía siendo empleado por la prensa americana desde los años en que su padre ocupó la Casa Blanca, quedó fijado en un artículo de James Marquis, «Princess Alice» (The New Yorker, February 28, 1925.
Alice es la heredera moderna, con personalidad propia, de un linaje liberal feminista, típicamente americano, que precede al feminismo en el Viejo Mundo, y que tiene sus antecedentes en mujeres extraordinarias como Mary Wollstonecraft (autora en 1791 de A Vindication of the Rights of Woman), Abigail Adams (esposa y madre, respectivamente, de los dos presidentes federales Adams: el segundo, 1796-1800, y el sexto, 1825-1829), Lucretia Mott y Elizabeth Cady Stanton, las autoras de la feminista Declaración de Seneca Falls (1848), Susan B. Anthony (1820-1906), inspiradora de la «Anthony Amendment» (la Enmienda XIX de la Constitución en 1920), Jane Addams, la reformadora progresista que se integraría en el Bull Moose Party (1912) de TR, o su propia prima carnal, la –en su opinión- «aburrida» Eleanor Roosevelt, con la que siempre tuvo una relación polémica. Por otra parte, como apunta su biógrafo James Brough, «She came as close, in truth, to being true aristocracy as anyone in America (…) She relished the reputation of being a maker of fashion as well as a breaker of convention.» (ob. cit., p. 6). Pero, a mi juicio, Alice merece recordarse sobre todo por su carácter políticamente independiente y políticamente «incorrecta», frente al Establishment bipartidista y, como su padre, frente a la partitocracia y la corrupción. Aunque genéricamente republicana y casada con el político republicano convencional Nicholas Longworth III, no tuvo empacho en apoyar a su padre como candidato progresista independiente en 1912, o a los demócratas Lyndon Johnson en 1964 (su único voto al partido demócrata en toda su vida) y Robert F. Kennedy en 1968 durante las primarias, hasta su asesinato; después, en la campaña final apoyaría y votaría a Richard Nixon.
En 1940, cuando FDR decide presentare a la tercera reelección, la sarcástica Alice declaró con intención provocadora e irónica que estaba dispuesta a votar a Hitler antes que a su primo, y añadió: «No man is good three times». La rígida Eleanor, sin ningún sentido del humor, anunció que toda relación de su familia con tal dama (su prima) había terminado definitivamente. La perversa Alice, aparte de la fidelidad política incondicional a su padre, no se casaba con nadie. En las elecciones de 1944, las cuartas ganadas por FDR, describió al candidato republicano Tom Dewey (un político de baja estatura y con bigotes, de cierto parecido con J. M. Aznar) como «el hombrecito que se pone en el tope de la tarta nupcial» (añadiendo: «How do you expect people to vote for a man who looks like a bridegroom on the wedding cake?»). Dewey sería derrotado en sus dos intentos presidenciales, en 1944 frente a FDR y 1948 frente a Harry Truman.
Sus comentarios sarcásticos, muy en la línea de su coetáneo el gran escritor satírico H. L. Mencken, se dirigieron a casi todos los candidatos y presidentes. Por ejemplo, al fino y elegante Charles Evans Hughes, candidato republicano en 1916, le describió como «the bearded Lady». A Calvin Coolidge, «He looks as though he´s been weaned on a pickle.» Y a su primo FDR, «a feather duster». Sobre Wilkie, candidato republicano en 1940, que presumía de sus «grass roots», comentará «Wilkie sprang from the grass roots of American country clubs». Del presidente Eisenhower dijo que era «a nice boob». De Lyndon Johnson, el único demócrata a quién votó en toda su vida porque era -como su padre- un auténtico cowboy, lo describió como «a lovely rogue elephant», y en cierta ocasión en que el tejano le dijo que era muy difícil darle un beso por las enormes alas de la pamela que llevaba, Alice le replicó: «That´s why I wear it». Sobre el último presidente que conoció, Jimmy Carter, comentó: «Oh, the one who´s always so happy and smiles so much.»

Excepcionalmente respetó a John Kennedy y a Richard Nixon. A Robert Kennedy, aunque le apoyó en su etapa final rebelde en sintonía con el populista César Chavez, disfrutaba tomándole el pelo. Nadie lo ha destacado, pero los tres fueron respetuosos con uno de sus héroes populistas conservadores, el anticomunista Joe McCarthy, amigo personal del clan Kennedy (Robert trabajaría como miembro de su staff en el Comité de Actividades Anti-Americanas, y el propio McCarthy fue algún tiempo novio de una de sus hermanas). Alice votó a Nixon en 1960, 1968 y 1972, comentando irónicamente: «I am convinced God is Republican. All Big Business is».
Su actitud irreverente, no obstante, le llevó a protestar por la calificación de John y Robert Kennedy como «mártires», y en la Misa compuesta y dirigida por Leonard Bernstein para la inauguración del Kennedy Center, en Washinton DC, comentó: «I enjoyed it enormously. Next to Hair, I liked it best.»
Aunque Alice admiró a su padre más que a ningún otro político, éste hubiera reprobado que su hija mostrara inicialmente simpatía por el rebelde cubano Fidel Castro, y más aún por su comportamiento rebelde en su privada vida sexual. Aunque casada con el republicano Nick Longworth de Ohio, tuvo varios amantes y una hija ilegítima con el populista/progresista republicano William Borah de Idaho, a la que llamó Paulina (pero, perversamente, estuvo pensando llamarla Deborah…) Los conocedores del affair, la llamarían «Aurora Borah-Alice».
En Junio de 1914 Alice acompañó a su padre a España en el que sería el último viaje al extranjero de Theodore Roosevelt. El objeto era asistir en Madrid a la boda de su hijo Kermit con Belle Willard, hija del embajador americano. Aprovecharon la ocasión para visitar el Museo del Prado, y rápidas excursiones a El Escorial y a La Granja, donde almorzaron con los Reyes, Alfonso XIII y Victoria Eugenia. Fue, en cierto modo, un gesto de reconciliación después de la Guerra de 1898, aunque la Reina madre, María Cristina, prefirió estar oportunamente ausente, en Viena, para no encontrarse con el viejo coronel de los Rough Riders. Durante la ceremonia y celebración de la boda Alice fue la pareja de TR, e incluso bailó una polca con el Presidente del Gobierno, Eduardo Dato, mientras su padre hacia lo propio con la esposa del mandatario español. Pocas semanas después los archiduques de Austria eran asesinados en Sarajevo por terroristas serbios y Europa se precipitaba hacia la Gran Guerra.
TR había llegado a la Casa Blanca en 1901 como consecuencia de un acto terrorista que le costó la vida al presidente William McKinley. Él mismo sería objeto de otro atentado en Milwaukee (Wisconsin), durante la campaña como candidato del Bull Moose Party en 1912, que le dejó mal herido. El jefe del gobierno español Eduardo Dato, asimismo, morirá en otro atentado terrorista en 1921. En todos los casos parece que fueron anarquistas. No era extraño, pues, que durante la entrevista con el Rey Alfonso XIII, TR sacara el tema del anarquismo. El comentario del monarca católico de España fue un tanto peculiar: «No me gustan los anarquistas, pero odio más a los clericales que a los anarquistas.» (Stefan Lorent, The Life and Times of Theodore Roosevelt, New York, 1959, p. 528).
Si Eleanor Roosevelt es el «eslabón perdido» del populismo/progresismo liberal y socialdemócrata entre las administraciones de FDR y la de Obama, e inspiración para mujeres políticas como Hillary Clinton (según ella misma ha reconocido), Alice Roosevelt –siguiendo con la metáfora- lo sería del populismo/progresismo conservador entre su padre TR y el actual movimiento Tea Party. Hay otro miembro marginal o periférico de la familia, ignorado en la serie mencionada y en casi todas las biografías sobre Franklin y Eleanor Roosevelt, Curtis B. Dall, primer esposo de Anna Roosevelt, la hija mayor del matrimonio Franklin –Eleanor, con la que tuvo dos hijos, Eleanor y Curtis Roosevelt (éste residente algunos años en Mallorca). Autor de un breve pero interesante libro de memorias, poco conocido o citado, F.D.R. My Exploited Father-in-Law (1968), quien tras su divorcio en 1934 volvería al redil republicano y, finalmente, en 1960 fundaría y presidiría en Texas el conservador Constitution Party, presidiendo asimismo más tarde el Liberty Lobby, en Washington DC. Ambos, CP y LL, también se pueden considerar en cierto modo precursores afluentes del gran torrente ideológico del Tea Party.

He argumentado que esta corriente del nuevo populismo conservador, tiene sus orígenes históricos en el New Nationalism (1910) y el Partido Nacional Progresista o Bull Moose Party (1912-14) de Theodore Roosevelt, que en décadas posteriores irá inspirando o sumándose a otros grupos populistas o progresistas, o simples plataformas de líderes políticos o sociales alternativos al Establishment bipartidista: Robert La Follette, William Borah, Huey Long, Henry Wallace, Joe McCarthy, William F. Buckley y National Review, Ayn Rand y el Objetivismo libertario, Barry Goldwater, George Wallace, la New Right, Pat Robertson y la Christian Coalition, Jerry Falwell y la Moral Majority, los Neocon y otras expresiones del New Conservatism, Ross Perot, Pat Buchanan, etc. El principal beneficiario de estas corrientes ideológicas diversas, y no siempre coincidentes, será el Partido Republicano bajo el liderazgo de Ronald Reagan con sus decisivas victorias en las elecciones presidenciales de 1980 y 1984, prolongadas con su «tercera» victoria a favor de George H. Bush en 1988, y de nuevo con las de George W. Bush en 2000 y 2004.
Alice, en particular, curtida desde muy joven en la experiencia de populismo conservador de su padre y la campaña del Bull Moose Party, a mi juicio ha sido el modelo de mujer libre, independiente y decidida, en la sociedad civil y en la política, a diferencia del feminismo izquierdista, con un femenino instinto liberal-conservador, libertario o reformista, y a veces un poco lenguaraz, anticipando a personalidades de la cultura política contemporánea con estilos e ideas tan diferentes como Dorothy Thompson, Ayn Rand, Phyllis Schlafly, Margaret Tatcher, Angela Merkel, Sarah Palin, Michele Bachmann, Ann Coulter y, sí, también, Marine Le Pen (en España representarían esta tendencia modestamente Esperanza Aguirre y algunas jóvenes promesas en los movimientos sociales contra el aborto y contra el terrorismo, y asimismo en partidos políticos alternativos como UPyD, Ciudadanos y Vox), que han tenido el valor de manifestarse a contracorriente de la clase política y de lo «políticamente correcto», contra la corrupción y las inercias partitocráticas, a veces incluso dentro de sus propios partidos.
Alice se definió a sí misma «una hedonista», en guerra permanente contra el buenismo, el aburrimiento y las personas aburridas. Su frase más célebre probablemente sea: «If you can´t say something good about someone, sit right here by me.» Resumiendo así su filosofía vital: «I have a simple philosophy: Fill what´s empty. Empty what´s full. Scratch where it itches» (…) «My speciality is detached malevolence.»

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    Acerca de Manuel Pastor

    Catedrático de Teoría del Estado y Derecho Constitucional (Ciencia Política) de la Universidad Complutense de Madrid. Ha sido director del Departamento de Ciencia Política en la misma universidad durante casi dos décadas, y, de nuevo, entre 2010- 2014. Asimismo ha sido director del Real Colegio Complutense en la Universidad de Harvard (1998-2000), y profesor visitante en varias universidades de los Estados Unidos. Fundador y primer presidente del grupo-red Floridablanca (2012-2019)