COREA, HISTORIA DE UN LARGO CONFLICTO

COREA, HISTORIA DE UN LARGO CONFLICTO
La península de Corea, situada al este de Asia, se encuentra en un enclave geográfico privilegiado. Desde el punto de vista de la geopolítica, esta península viene a demostrar la teoría del «heartland» de Mackinder, tratándose de un «pivote terrestre» que tiene tanto elementos de control marítimos como terrestres. Al norte, hace frontera con la República Popular de China y Rusia. Al oeste, las aguas del Mar Amarillo, mientras que al este las aguas del Mar de Japón, le separan de su vecino, el cual da nombre a este mar.
Sin embargo, pese a tener una posición favorable en el terreno, Corea no ha podido disfrutar de estas ventajas debido a sus múltiples inestabilidades políticas. La historia de la península es muy conflictiva, y existen escasos documentos que nos aporten información sobre sus orígenes.
Históricamente, la península de Corea se formó tras la reunificación de los diversos pueblos que la integraban por parte de las dinastías que gobernaban el territorio. Una de las más importantes y longevas fue la dinastía de Joseon, la cual perduró durante más de 200 años, hasta que en 1910, el ansia colonizador del imperio japonés invadió la península anexionando a Corea, la cual sería una colonia del imperio nipón hasta el final de la Segunda Guerra Mundial.
Tras la rendición japonesa, una devastada Corea por el colonialismo, fue repartida entre las dos grandes potencias mundiales vencedoras; los Estados Unidos y la Unión Soviética. Para ambas, la importancia geográfica de la península y el papel de control que les proporcionaba en el corazón de Asia, resultaba estratégicamente fundamental, y no estaban dispuestos a ceder su territorio. Ante ello y tomando como referencia uno de los paralelos del globo terráqueo, dividieron la península, quedándose el norte la Unión Soviética y el Sur los Estados Unidos.
Los EEUU, presididos por Harry S. Truman, implantaron un modelo capitalista, y tras ganar unas elecciones nombraron como presidente de Corea del Sur a Syngman Rhee, un antiguo líder político exiliado, doctorado en Ciencias Políticas por la Universidad de Pricenton. La Unión Soviética, liderada por Stalin, implantó por su parte un modelo comunista, colocando como presidente de Corea del Norte a Kim Il-Sung, un conocido guerrillero anti-japonés y activista comunista.
La diferencia entre ambos modelos conllevó una serie de tensiones que culminaron con la guerra de Corea en 1950, que sería el primer conflicto abierto de las grandes potencias de la Guerra Fría. La guerra se inició al invadir el ejército norcoreano el sur para hacerse con el control total de toda la península. Estados Unidos y Naciones Unidas condenaron el ataque y enviaron apoyo militar a Corea del Sur, lo que fue de inmediato respondido por la Unión Soviética y China con el envío de armas y suministros al régimen del norte. La guerra de Corea se prolongaría durante tres años, dejando ver cuál sería el posicionamiento de los diversos actores internacionales en dicho conflicto.
Corea del Norte, la intrahistoriaA la vez que su vecina del sur creció como potencia económica y política, Corea del Norte comienzó a sufrir un estancamiento prolongado, que sumiría al país en la pobreza y varias hambrunas, como resultado de la nefasta administración de los escasos recursos que posee el país y de las numerosas sanciones internacionales impuestas.Corea del Norte, con capital en Pionyang, ocupa alrededor de 120.000 kilómetros cuadrados de valles con terrenos montañosos. La economía del país se basa principalmente en la industria (mineral, energética y militar) que supone el 47,8% de su PIB, aunque también tienen un gran peso en la economía los servicios (31,5% de su PIB) y la agricultura (20,7 del PIB). La industria militar se encarga de sustentar un régimen que vive en un continuo clima bélico ante un posible ataque exterior. Entre el armamento norcoreano destacan los misiles balísticos Hwasong-6, Rondon-A y los Taepodong 1 y 2, todos ellos de corto alcance y sin capacidad de lanzar cabezas nucleares debido al cierre de las instalaciones que se encargaban de enriquecer uranio, como condición previa a recibir ayuda internacional debido a la situación de pobreza que atravesaba el país, tras las fuertes inundaciones que sufrió en el año 2007.
En las últimas semanas, la Asamblea popular suprema se ha reunido con el fin de aprobar los presupuestos generales para este año 2015, que han sido aprobados por unanimidad y reflejan que para este año se invertirá un 15,9% en defensa (la misma partida que se le destinó en 2014), mientras otras partidas como ciencia y educación han subido ligeramente a un 5,5% y 6,3% respectivamente.
Corea tampoco destaca por su pluralidad política: existe un único partido, el Partido de Trabajo de Corea (PTC), el cual se basa en un socialismo radical y extremo complementado por la idea Juche, que se define en palabras de su creador Kim Il-Sung como: «una idea en la que indicando la posición y el papel del hombre en el mundo, se establece de manera más científica la forma en la que el hombre forja su destino». Los tres líderes supremos de Corea del Norte, han salido de dicho partido, heredando su liderazgo «democráticamente» de padres a hijos, como las más antiguas monarquías absolutistas. Kim Il-Sung accedió al poder el 30 de junio de 1949, y se mantuvo en él hasta su fallecimiento, el 11 de octubre de 1966. Desde ese día fue sustituido por su hijo y heredero Kim Jong-Il, quien llegaría a ser el líder más longevo del país hasta el momento, gobernando durante 45 años, hasta el 17 de diciembre de 2011, fecha en la que tras su muerte, le substituyó su hijo y actual líder Kim Jong-Un.
Estos son parte de los motivos que provocan la diferencia entre ambos países. El desarrollo de ambos está íntimamente ligado a las políticas económicas que adoptó cada país al salir de la Segunda Guerra Mundial. Por un lado, Corea del Sur optó por una economía de mercado en la que reconocía la propiedad privada, hecho que no se dio en Corea del Norte, y que provocó que no se diera la misma inversión y aumento económico que se produjo en el sur y que ayudó a llevar a cabo políticas de comercio y de educación, que le abrieron más el mercado al tener un mayor desarrollo y preparación.
Analistas y economistas reconocidos como Daron Acemoglu y James A. Robinson, defienden que la estructura económica y la coyuntura de cada país facilita la aparición de diferentes instituciones económicas, las cuales tienen una vital importancia en el futuro desarrollo del mismo. En Corea del Sur podemos encontrar instituciones inclusivas caracterizadas por facilitar la participación de los ciudadanos en la vida económica, política y social del país. Así podemos ver como el PIB ha crecido un 3,3% de 2013 a 2014 alcanzando 1.066.064 M €, convirtiéndo a Corea del Sur en la economía número 13 del ranking de los 183 países que publican su PIB. Mientas que en Corea del Norte se encuentran instituciones extractivas (propias de un sistema totalitario comunista como el que sufre el país), que se limitan a la obtención de un bien común y un bienestar de una pequeña élite a la que pertenecen.
Respecto a su PIB es difícil encontrar cifras verificables, si bien es cierto que en 2014 su balanza comercial ha sufrido un déficit de 865,6 millones de € debido a la disminución tanto de importaciones como de exportaciones. Estos hechos son responsables de la situación actual que atraviesa cada país.
Actualmente, el mapa del conflicto está formado por una suerte de alianzas. Son numerosos los autores que afirman que este conflicto tiene un carácter trilateral, dando así un papel principal a China, Corea del Sur y los EE.UU., y que el movimiento de estos actores definiría el futuro asiático. En mi opinión, no debemos olvidar de este conflicto a Japón, ya que aunque no tenga un papel de tanto peso en el conflicto, también juega un papel determinante en la encrucijada Coreana.
Durante muchos años (y sobre todo tras la caída de la Unión Soviética), China ha sido el «gran aliado invisible» de Corea del Norte, tanto por sus relaciones económicas como por actuar de mediador entre el país norcoreano y Occidente. Recientemente Beijing ha intensificado sus diálogos con Seúl, dejando ver su nuevo papel en el conflicto. Corea del Sur ha comprendido el potencial de su enclave geográfico y el poder que podría adquirir en el caso de una reunificación de la península, sin embargo, actualmente su seguridad depende de EE.UU., y establecer contactos con el régimen de Pionyang podría transformar su relación. Hecho que conoce China, para la que de llevarse a cabo la reunificación, pasaría a convertirse en el gran aliado de ésta, debido a los numerosos intereses económicos y políticos que tendrían en común ambos países.
La política exterior de los EE.UU. en la zona tenía como objetivo prioritario el desarme del país norcoreano, como vía previa a una reunificación de la península, y en la que el liderato le fuera otorgado al Sur, desde dónde se insta a Pionyang a seguir el ejemplo iraní y llevar a cabo políticas de desmilitarización de la zona. Sin embargo, tras asegurar la región y ante el nuevo papel de China, Norteamérica perdería las razones objetivas para permanecer en la zona, hecho a su vez que preocupa enormemente a Japón, ya que una posible unión entre China y una Corea reunificada pondría en peligro su estatus en la región, y sin la presencia de Washington su seguridad militar sería inestable.
De ahí que el pasado 21 de marzo, y luego de tres años, volvieran a reunirse los ministros de relaciones exteriores de China (Wang Yi), de Japón (Yun Byung-se) y de Corea del Sur (Park Geun-hye) en Seúl, con el objetivo de aliviar las tensiones regionales de la zona por las disputas territoriales y diplomáticas. Hecho al que rápidamente ha contestado Hyu Hak Bong, embajador norcoreano en Reino Unido, quien en declaraciones a la cadena británica Sky News ha afirmado que cualquier chispa sobre la península coreana provocaría un ataque nuclear inminente por parte de Corea del norte, ya que según sus palabras «Estamos capacitados para ello».
Además, al mismo tiempo se han reunido en Pekín todos los actores participes en este largo conflicto, en la conocida «conversación a seis bandas». Encuentros que tienen como objetivo prioritario llevar a cabo el plan de desarme y de abandono de las ambiciones nucleares del país norcoreano, a cambio de concesiones económicas y ayudas al país. Para ello, una condición obligada sería el cierre del reactor nuclear de Yongbyon, clave en el futuro nuclear de Corea del Norte.
Este es el escenario actual que se da en la península coreana. Los diversos actores toman posiciones y actúan con cautela, ya que hay mucho en juego y nadie está dispuesto a perder un ápice de su poder e influencia. El tiempo y las decisiones de cada actor determinaran la manera en que se resuelva este conflicto.
Hasta que se pueda hacer realidad el proverbio coreano «Al final del sufrimiento viene la felicidad».
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    Acerca de Victor Hidalgo

    Estudiante de último curso de Grado de Gestión y Administración Pública en la Universidad Complutense de Madrid. Colaborador de Kosmos-Polis (Soporte Técnico-Redes Sociales). Áreas de su interés - Democracia y decisiones públicas, análisis de Políticas Públicas.