Ucrania ante sus desafíos internacionales

Ucrania ante sus desafíos internacionales
El resultado de las elecciones legislativas anticipadas en Ucrania del día 26 de octubre, no resolverá por sí mismo los problemas, retos y desafíos que tiene por delante el país. A la Rada Suprema (Parlamento) se han designado 423 diputados de los 450 de la última consulta electoral. La zona en conflicto de Donbass y Crimea no han participado, lo que ha supuesto unos 5 millones menos de votantes.

En total ha votado algo más de la mitad del electorado, similar a las elecciones de 2012, salvo que en esta ocasión la participación ha sido más activa en la parte central y occidental del país. El Frente Nacional, liderado por el primer ministro Arseniy Yatsenyuk, ha obtenido el 21,6 %, un resultado algo sorprendente, dado que al inicio de la campaña parecía bastante impopular al estar muy relacionado con la guerra en Donbass. El Bloque Poroshenko (con el apoyo del alcalde de Kiev, Klichko, del partido Udar, y cuya popularidad ha comenzado a bajar, sobre todo después del improductivo encuentro con Putin en Milán, y por no ser capaz de controlar la situación en Donbass, ha obtenido el21,44% de los votos. De lo que se deduce que el electorado se ha decantado por no dejar el poder en manos de una sola persona.
El resto de los partidos han conseguido entre el 11% y el 6%. Así, el partido Samopomozh del alcalde de Lviv, Sadovoi, el 11,16%; el Bloque de Oposición, cuyo programa electoral estaba basado en la neutralidad de Ucrania, al no pertenecer a ningún bloque, y ser partidario del proceso de descentralización, el 9,8%; el Partido Radical, con Oleg Lyashko, el 7,35%; Batkivshina, de la ex primera ministra ucraniana Yulia Timoshenko, que no encabezaba la lista electoral y arrastraba una crisis interna al dividirse los antiguos líderes de Maidán, tras abandonar sus filas en agosto pasado Arseniy Yatsenyuk y Oleksandr Turchinov, entre otros, ha obtenido casi el 5,67%. El Partido de las Regiones, que venía siendo financiado en gran parte por el oligarca Rinat Akhmetov, hoy alejado del escenario político ucraniano, no se presentó a las elecciones, y la mayor parte de sus seguidores votaron al Bloque de Oposición.
Los programas electorales de casi todos los partidos, salvo el Bloque de Oposición, y en menor medida del propio Poroshenko, se puede resumir en defensa de la guerra en el sudeste hasta la victoria, el retorno de Crimea, la entrada en la OTAN y en la UE, democracia y alejamiento de Moscú. Salvo el de Timoshenko, los otros partidos son de reciente creación, y carecen de una ideología definida, estando vinculados a un oligarca o a un clan de poder. Así algunos de ellos decidieron apostar por varios partidos a la vez para tener su influencia con más seguridad en la Rada.
La consecuencia inmediata de estas elecciones es la renovación de la Rada Suprema con diputados más jóvenes, de unos 35 años de edad media, y con la presencia de algunos miembros de la extrema derecha. La difícil coalición, dadas las tensiones internas entre el presidente Poroshenko y el primer Ministro Yatsenuyk -de la que forme parte todos los partidos salvo el Bloque de Oposición-, deberá decidir en el inmediato futuro cuestiones tan candentes como resolver el problema de la guerra civil, la ayuda económica y unas negociaciones con Rusia. Con toda claridad, el actual presidente no ha salido como un ganador después de las elecciones parlamentarias al no poder cumplir sus promesas electorales como llegar a la paz y conseguir el avance político y económico en el país. En el texto del acuerdo de coalición están indicados la lucha contra corrupción, quita de algunos privilegios a los diputados, elaboración del procedimiento de impeachment para el presidente. La cuestión más difícil para los cinco partidos era acera de la paz, a partir de ahora el objetivo de Ucrania es la entrada a la OTAN, por lo menos 3% del PIB del país va a designarse a la defensa.
No obstante, durante estos meses de conflicto Poroshenko ha puesto en marcha una serie de iniciativas con el propósito de avanzar en la estabilidad nacional e internacional de Ucrania. Así, en junio de 2014 firmó con Bruselas un Acuerdo de Asociación, que fue ratificado a mediados de septiembre por la Rada Suprema. Sin embargo, la parte comercial de este convenio no entrará en vigor hasta 2016, después de que Ucrania, la UE y Rusia así lo acordaran. Y todavía falta la ratificación por todos los miembros de la UE.
Mientras tanto, el presidente Petr Poroshenko ha puesto en marcha el programa de reformas «Ucrania 2020», que permitirá en seis años presentar la solicitud de incorporación a la Unión Europea. Dicho plan prevé unas sesenta reformas y programas especiales. Con ello se pretende activar la decisión aprobada por el Consejo Nacional de Seguridad y Defensa, sobre la necesidad de adoptar medidas para fortalecer la defensa del país, y dejar la puerta abierta a un futuro ingreso en la OTAN cual están apoyando los EE.UU.
El día 16 de octubre el presidente ucraniano firmó la ley sobre el régimen especial de Donbass, la región de Donetsk y Luhansk, que tenía que estar vigente tres años, y en la que se contemplaba la celebración de elecciones locales para el 7 de diciembre de 2014, y la concesión de amnistía a quienes han participado en el conflicto bélico. Sin embargo los resultados de las elecciones del 2 de noviembre en las autoproclamadas repúblicas independientes, respaldados y reconocidos únicamente por Rusia, prolongarán la tensión en el sudeste de Ucrania. La Ley de Donbass ha sido abolido, y se cuestiona la celebración de las elecciones previstas para el 7 de diciembre. En cualquier caso, ni Ucrania ni la UE ni EEUU han reconocido la legitimidad de los comicios del 2 de noviembre. Desde el punto de vista técnico, los pocos observadores internacionales que estuvieron presentes, han afirmado que las elecciones han sido correctas. El porcentaje de participación de la población civil que todavía permanece en el territorio en conflicto, con muchos jubilados y niños, que en mayor parte no reciben actualmente ayuda social alguna ni pensiones, y se encuentra en una situación lamentable ha sido bastante alto. Parece que para estimular a que la población acudiera a votar hasta se ofrecieron patatas a un precio simbólico. Sin embargo, el deseo general de la población civil en Donbass es llegar a la paz al precio que sea. Y tampoco hay que olvidar que la influencia de los medios de información en ese territorio no tiene alternativas.

Durante las negociaciones tripartitas sobre el gas celebradas en Berlín, parecía que Rusia había dado un paso hacia la conciliación con Ucrania, sin embargo en la reunión posterior en Milán no se dieron los resultados esperados, y ha tenido que ser en Bruselas, después de largas e intensas negociaciones, cuando se ha llegado al acuerdo por el que Rusia garantiza a Ucrania el servicio de gas hasta la primavera de 2015. Se ha fijado el precio de 378 dólares/tonelada cúbica, que deberá ser abonado por adelantado, y que supone una importante reducción, a cambio de que Kiev cancele la deuda de 3.100 millones de dólares contraída con Gazprom en 2014. El resto de la deuda se resolverá a través del Arbitraje de Estocolmo. El Fondo Monetario Internacional y Bruselas prestarán el dinero a Ucrania para esos fines, con lo que parece que todas las partes salen satisfechas del pacto: Rusia por cobrar, Ucrania por el apoyo recibido en un momento especialmente difícil, y la UE por las garantías del restablecimiento del suministro de gas.
Pero Ucrania necesitará más ayuda sin duda, y será difícil su negociación dada la inestabilidad política del país y el desacuerdo dentro de la UE. Recientemente, algunos expertos han calculado que Ucrania necesita 10.000 millones de dólares para poder salir de la situación crítica en la que se encuentra, sin embargo la repetición de un nuevo Plan Marshal parece estar todavía lejos de la realidad.
Para Ucrania avanzar en este asunto supondría un importante alivio en la búsqueda de su seguridad energética, ya que tuvo que importar carbón este año, al estar cerradas la mayoría de las minas situadas en Donbass. La compañía ucraniana Energoatom también tuvo que renovar su contrato con la empresa estadounidense Westinghouse para la compra de su combustible nuclear hasta 2020, cuyo uso podría tener para Ucrania consecuencias ambientales impredecibles. La situación con el flujo inverso muestra que ese sistema es poco fiable todavía.
Al conflicto actual en Ucrania se suma el hecho de que a veces se cuestiona su independencia y su historia como nación. El Ducado de Kiev (Kievskaya Rus) algunos expertos se han relacionado con Rusia. Después de esa época muchos territorios de Ucrania entraron a formar parte del Gran Ducado de Lituania, y en el año 1569 pasaron a ser Rech Pospolitaya. Lituania mantuvo siempre una postura más laicista hacia la cultura ortodoxa, y en la etapa de la Rech Pospolitaya (donde las decisiones las tomaban los polacos) había menos comprensión hacia esa religión, lo que en parte fue la causa del levantamiento de 1648 de Bogdan Chmielnicki, con el objetivo a priori de crear un estado independiente cosaco.
Sin embargo, en Rech Pospolitaya muchas de las ciudades ucranianas se regulaban por el Derecho de Magdeburgo, en virtud del cual la actividad económica, los derechos de propiedad y la vida sociopolítica, tenían un sistema jurídico propio, lo que se correspondía con el papel de las ciudades como centros de producción y el intercambio monetario y mercantil, lo que a posteriori determinó la historia del país.
Las condiciones climáticas de Ucrania, más suaves que en Rusia, también jugaron un papel importante en el desarrollo del pueblo, Cada jútor no poseía la organización administrativa cívica propia, lo que los hacía entre sí bastante independientes, sin la necesidad de unirse. Durante los siglos XIX y XX, la historia de Ucrania fue bastante difusa, con etapas en las que su población estuvo tanto a favor como en contra de Austro-Hungría y Alemania. Y mientras que la parte prorrusa apoyaba a los rojos (bolcheviques) o blancos (mencheviques), el resto de país estaba contra ambos y defendía una Ucrania independiente. Durante la Segunda Guerra Mundial también hubo minorías de ucranianos que lucharon al lado de la Alemania Nazi.
Ucrania ha tenido controversias territoriales con casi todos sus vecinos: Rumania (el Delta del Danubio), Bielorrusia (el parlamento bielorruso no ratificó el acuerdo del año 1997 sobre la demarcación de las fronteras comunes hasta 2014), Rusia (Estrecho de Kerch, Mar de Azov, donde podría haber suficientes reservas de gas según algunos expertos).
El conflicto entre Ucrania Oriental y Occidental es una consecuencia de estar en la cruce de dos civilizaciones. Sin embargo, Ucrania no es solo Este y Oeste: también existe Zakarpatie con los rusos y húngaros, Galitchina con la influencia grieco-católica, la parte de Bukovina del Norte y Besarabia del Sur con la minoría rumana. Y por fin Crimea, un puente rápido entre Europa, Rusia y Medio Oriente, cuya historia es la de un constante choque de civilizaciones – desde gómeres y griegos hasta rusos y otomanos. El Mar Negro es la entrada al Cáucaso. Tanto Rusia como Estados Unidos y la Unión Europea consideran esta región esencial para sus intereses estratégicos, es la vía hacia los hidrocarburos del mar Caspio. Así Ucrania es solo una parte del juego en la geoeconomía y política mundial.
Los raíces de la política exterior ucraniana, aparte de la puramente pro occidental, llegan hasta el pensamiento de Józef Pilsudski, para quién Ucrania tendría que formar una unión con Bielorrusia, Lituania, Letonia, Estonia, Rumania, Finlandia y Polonia; estos es, desde el Mar Báltico hasta el Mar Negro. Otras doctrinas como las de Jerzy Giedroyc y Yuliush Miroshevskii, proponen la unión de Ucrania con Bielorrusia y Lituania, es decir, entre Polonia pro occidental y Rusia. Mientras que N. Savitsky, G. Vernandsky y G. Florovsky se han mostrado favorables a la aproximación de Ucrania hacia Rusia. Y por último están los partidarios de que la mejor causa es la de optar por la vía independiente.
La mayor parte de estas posiciones se transforman en la actualidad en la pluralidad de ideas por parte de los partidos políticos ucranianos, en los que tras ellos hay unos cuantos oligarcas, cuyos programas electorales varían primordialmente en función de su orientación hacia el extranjero. En los últimos años había predominado la filosofía pro occidental. Las negociaciones entre la UE y Ucrania sobre el Acuerdo de Asociación con la Unión Europea comenzaron en 2007 y estuvieron a punto de firmarse hace menos de un año, pero unos días antes el gabinete de Yanukovich decidió frenar el proceso, lo que provocó una crisis política grave y el inicio de las protestas de la oposición de Maidán en febrero de 2014, que provocó el derrocamiento de Yanukovich, el cambio de liderazgo y posteriormente a la guerra civil. Y a la actual crisis internacional.

El futuro de Ucrania está muy condicionado por los intereses geopolíticos. Los últimos acontecimientos tras la cumbre del G20 y la presión internacional, no ayudan mucho para que avance la paz en Ucrania Oriental. Los ucranianos tendrán que llegar a algún compromiso con Rusia no sin la intermediación internacional para alcanzar la paz y la estabilidad en la zona y, al parecer, Petr Poroshenko estaba realizando los pasos en esa dirección hasta hace poco, pero no todo depende exclusivamente de él, sino también de la unión interna entre las fuerzas económicas y políticas dentro del país, y cómo esas fuerzas puedan a ser capaces de solucionar los problemas sociales. Por otra parte, los oligarcas rusos van a intentar presionar al propio Putin, al verse especialmente afectados por la caída del precio de petróleo y las sanciones. Habrá que observar en qué medida los resultados de las elecciones al Senado en los EEUU, ganadas por los republicanos, influirán en su política internacional, y en las relaciones Ucrania-Rusia en concreto, tomando en cuenta que el Congreso norteamericano ya estaba controlado por los republicanos que habitualmente son los partidarios de las medidas más duras contra Rusia, y ahora ambas cámaras tendrán mucho mayor peso en esas cuestiones, pese a los vetos o decretos que pueda poner en marcha Obama.
Sin embargo las sanciones perjudican tanto a Rusia como a la UE, que no quiere la guerra y desunión interna, y será una razón más a llegar a un algún tipo de acuerdo. El momento es ahora, y habrá que razonar y tratar de buscar las soluciones para la paz que puedan aceptar todas las partes del conflicto: bien sea la federalización, descentralización, desmilitarización (¿quién la va a hacer?) y en qué términos, mientras no sea tarde. Ucrania ya ha decidido que su objetivo principal tiene que ser la entrada a la OTAN, pero en ningún caso esa decisión tendrá que generar el odio entre los países vecinos.

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    Acerca de Alesia Slizhava

    Doctora en Ciencias Políticas, Licenciada en Derecho Internacional (con matrícula de honor), Máster en Cooperación Internacional, Máster en Dirección Logística. Su experiencia profesional se centra en el ámbito internacional, desarrollo de negocio, Project management, relaciones institucionales, consultoría y enseñanza universitaria. Durante los últimos 10 años ha sido profesora en la Universidad San Pablo CEU, Universidad Complutense de Madrid, Universidad Rey Juan Carlos u otras instituciones. Ha desempeñado diversos puestos de responsabilidad en proyectos financiados por la Unión Europea en sectores como economía internacional, finanzas públicas, social, cultural y gobernabilidad, trabajando en diferentes consultorías a nivel europeo. También representa la Cámara de Comercio e Industria. Tiene interés en organizaciones internacionales, multinacionales, temas de defensa y seguridad, business intelligence y liderazgo. Habla ruso y bielorruso (nativo)., español e inglés (nivel avanzado).