¿Es Pedro Sánchez un Presidente de Gobierno ilegítimo?
Atengámonos a sus declaraciones textuales.
En su discurso de investidura del sábado 4 de enero manifestó que «como dijimos antes de las elecciones del 10 de noviembre, en un plazo de 48 horas alcanzamos un preacuerdo para constituir una coalición progresista con Unidas Podemos a quienes agradezco su apoyo» (minuto 8:23 hasta minuto 8:36 de su intervención).
Esto es objetivamente falso, pues jamás dijo antes de las elecciones del 10 de noviembre que 48 horas después de la consulta alcanzaría un preacuerdo para constituir una coalición progresista con Unidas Podemos, sino todo lo contrario, como veremos más adelante.
A renglón seguido añadió: «Es verdad que nos abrimos en julio a un gobierno de coalición con Unidas Podemos, y es cierto que esa negociación no fructificó, como todo el mundo sabe. Pero sirve de poco señalar las culpas. Es más útil volver a intentarlo sobre nuevas bases que aseguren las dos condiciones que dificultaron el entendimiento meses atrás: el principio de cohesión y el principio de idoneidad. Y eso hicimos PORQUE ESO ES LO QUE NOS PIDIERON LOS ESPAÑOLES Y LAS ESPAÑOLAS EL PASADO 10 DE NOVIEMBRE. Eso hicimos. Y acordamos lo que no había sido posible meses antes: unir nuestras fuerzas en una coalición progresista que funcionará como un Gobierno unido (…). A partir de ahí lo que hemos hecho ha sido trabajar para sumar a este acuerdo las fuerzas de otras formaciones hasta alcanzar la cifra crítica que permita la constitución de un Gobierno que eche andar esta legislatura» (minuto 8:45 hasta minuto 9:52 de su intervención).
¿El ya Presidente de Gobierno nos quiere hacer creer que los ciudadanos le votaron para que pactara con Iglesias, a pesar de que le habían escuchado en la campaña electoral enumerar los graves riesgos que suponía ese Gobierno de Coalición, tan insuperables que le obligaron a convocar nuevas elecciones antes que cerrar esa coalición?
¿No sería al revés?, esto es, ¿no será que le votaron porque había asegurado que era un peligro cierto el acuerdo con Iglesias y sus «troncos»?
Recordemos sus palabras del 20 de septiembre en una entrevista televisada: «ese Gobierno sería un Gobierno de Coalición donde el problema sería que tendría que haber aceptado, por ejemplo, que el Ministro de Hacienda, el Ministro de la Política Energética o el Ministro que se encarga de las pensiones, de la Seguridad Social, fuera una persona del círculo cercano y de confianza del señor Iglesias con poca experiencia política o de gestión pública. Yo sería Presidente de Gobierno y tengo que reconocerle que sería un Presidente de Gobierno que no dormiría por la noche, JUNTO CON EL 95% DE LOS CIUDADANOS DE ESTE PAÍS que tampoco se sentirían tranquilos. Incluso votantes de Unidas Podemos. Por eso no acepté esa propuesta que me hizo el señor Iglesias».
Si el 20 de septiembre de 2019 dijo que «el 95% de los ciudadanos de este país no se sentirían tranquilos» con un gobierno de coalición PSOE-Podemos, ¿cómo pudo decir el 4 de enero de 2020 en el solemne acto de su investidura que un gobierno de coalición PSOE-Podemos fue «lo que nos pidieron los españoles y las españolas el pasado 10 de noviembre»?
¿Está diciendo Sánchez que los españoles estamos locos?, ¿cómo es posible, si no, que asegurase el 20 de septiembre que el 95% del pueblo estaba intranquilo con el Gobierno de Coalición y el 10 de noviembre el mismo pueblo votase a favor de la constitución del Gobierno de Coalición de la intranquilidad?
Por si lo anterior no fuera suficiente para demostrar que Pedro Sánchez mintió al cuerpo electoral, pues dijo una cosa antes de las elecciones del 10 de noviembre y ha hecho exactamente lo contrario después de las mismas, atendamos a lo que dijo el 4 de noviembre de 2019 en el debate electoral con el resto de candidatos: «es evidente que tenemos una discrepancia de fondo con el señor Iglesias sobre Cataluña. El señor Iglesias defiende un referéndum de autodeterminación en Cataluña que lo que va a hacer es partir por dos definitivamente la sociedad catalana. El señor Iglesias y Unidas Podemos defienden que hay presos políticos en España y yo no puedo aceptar eso. En España hay políticos presos por haber quebrado la legalidad democrática».
Pues bien, a pesar de que el 4 de noviembre deja claro ante millones de personas que lo estaban viendo por televisión que «tiene una discrepancia de fondo con el señor Iglesias sobre Cataluña», Sánchez no sólo pacta con Iglesias sino que también lo hace con otros partidos (ERC y Bildu, entre otros) que defienden lo mismo que éste, es decir, que hay presos políticos en España y que hay que convocar un referéndum de autodeterminación.
Hasta aquí los hechos.
Volvamos a hacernos la pregunta inicial con un pequeño añadido.
¿Es Pedro Sánchez un Presidente de Gobierno ilegítimo por haber mentido a los españoles?
No me atrevo a contestar a la pregunta porque no sé si los que votaron el 10 de noviembre quieren a un presidente que les mienta.
Si los españoles pensaran como Rubalcaba y su famoso «los españoles merecen un Gobierno que nos les mienta, que les diga siempre la verdad» (13 de marzo de 2004), el asunto estaría zanjado, pues Sánchez sería un Presidente absolutamente ilegítimo.
Pero cabe conceder al doctor Pedro el beneficio de la duda y considerar que no tenía más remedio que hacer lo que ha hecho, que como él mismo dijo en el Congreso el pasado día 4 de enero, «los españoles han votado Gobierno, no han votado bloqueo, no han votado parálisis. Y nuestra obligación es buscar la mejor solución que pueda lograrse aquí y ahora» (minuto 10:02 hasta minuto 10:13 de su intervención en el debate de investidura).
Ahora bien, ¿cómo resolver el interrogante de si los españoles quieren un Presidente mentiroso o no?
¿Cómo saber si la ciudadanía acepta la decisión de Sánchez de constituir un gobierno de coalición con Unidas Podemos apoyado, entre otros, por los independentistas vascos y catalanes, a pesar de que lo había rechazado expresamente en agosto y septiembre de 2019 hasta el punto de que convocó nuevas elecciones el 10 de noviembre y volvió a rehusar el pacto en la campaña electoral de éstas últimas?
Mientras no respondamos a éste interrogante, a Sánchez se le puede llamar mentiroso sin ningún género de duda, pero ilegítimo no, aún no.
La solución al enigma la encontramos en el ejemplo político De Gaulle y en el marco jurídico de nuestra Constitución.
A mediados de su segundo mandato, en el año 1969, el Presidente francés convocó un plebiscito para reformar el Senado y reorganizar las regiones francesas con el objetivo declarado de descentralizar el país. El plebiscito no era obligado legalmente, pero consultó al pueblo y anunció que si perdía dimitiría. Lo perdió y cumplió su palabra.
En cuanto al amparo jurídico del plebiscito, el artículo 92.1, Capítulo II del Título III de la Constitución, establece el referente consultivo de todos los ciudadanos, convocado por el Rey, a expensas de una petición del Presidente de Gobierno, autorizada por el Congreso de los Diputados.
Creo que ya estamos listos para contestar a la pregunta que ha motivado el presente artículo y que hemos terminado formulando así:
¿Es Pedro Sánchez un Presidente de Gobierno ilegítimo por haber mentido a los españoles?
La respuesta es que sí es un Presidente de Gobierno ilegítimo mientras no convoque y gane un plebiscito sobre su decisión de conformar un Gobierno de Coalición con Unidas Podemos, con el apoyo pactado de ERC y Bildu, entre otros.
La solución es constitucional y, sobre todo, democrática, como le gusta decir al Presidente hoy ilegítimo.
¿Por qué las bases de PSOE, Bildu, Unidas Podemos, ERC… pueden votar si aceptan o no el pacto para investir Presidente de Gobierno a Sánchez y constituir un gobierno de coalición con él, y el pueblo español en su conjunto no?
¿Por qué no puede pronunciarse el pueblo sobre lo que sí se ha preguntado a las prestigiadas «bases»?
¿Acaso son los afiliados de los partidos con derecho a voto quienes ostentan la soberanía popular?
Si según Sánchez el pueblo votó el 10 de noviembre Gobierno de Coalición (?) ¿por qué tienen que refrendar las bases de los partidos (PSOE, ERC, Bildu…) el pacto? ¿Quiere decir Sánchez que si las bases de los partidos hubieran dicho «no» al Gobierno de Coalición no se habría constituido el Gobierno de Coalición que según Sánchez había votado el pueblo? Por tanto, ¿para el PSOE de Sánchez son los afiliados de los partidos las auténticas entidades soberanas?
Por tanto, que las bases del PSOE y de Unidas Podemos y del partido de los herederos de ETA y el de los condenados por sedición, entre otros, hayan podido pronunciarse sobre el gobierno de coalición, pero no el pueblo español, es otra prueba de la flagrante ilegitimidad del ya Presidente de Gobierno Pedro Sánchez, mientras no convoque y gane un imprescindible plebiscito sobre su gobierno de coalición.
Es muy probable que el demócrata Sánchez no convoque «motu proprio» el citado referendo por ser demasiado democrático. En este sentido, parece que todos estamos de acuerdo en que Sánchez no es De Gaulle.
Pero eso no es óbice para que la movilización civil y política por la convocatoria del plebiscito al gobierno de coalición de Sánchez sea el punto de unión de todos los demócratas del país. Desde la izquierda a la derecha, pues si Unidas Podemos, ERC, PSOE y Bildu han consultado a sus bases, ¿acaso éstos, los considerados por sí mismos ejemplos de demócratas, se opondrán a que todos los españoles se pronuncien al respecto?
Estoy seguro que Ciudadanos, VOX, PP, Coalición Canaria, cántabros, asturianos y navarros, a pesar de ser tildados por Sánchez de franquistas, ultraderechistas y antidemócratas, apoyarán esa «vacuna democrática» del pueblo que es un plesbiscito para validar o no a un presidente mentiroso.
Y hablo de «vacuna democrática» porque el plebiscito que propugno, si llega a celebrarse, cambiaría de raíz las costumbres de los dirigentes políticos y el propio sistema.
El plebiscito modificaría las costumbres de los políticos porque éstos mienten impunemente al cuerpo electoral por sistema. Y el régimen político sería otro porque el pueblo, por fin, decidiría sobre las decisiones vitales que hasta ahora se le hurtan. Como ejemplo, la investidura del Presidente mentiroso.
Sánchez ha llevado demasiado lejos su mascarada.
Donde dije digo digo Diego, pero endosa al pueblo las consecuencias negativas del pacto porque él, afirma sin rubor, ha hecho «lo que nos pidieron los españoles y las españolas el pasado 10 de noviembre«, a pesar de que el pueblo no ha dicho ni pío aún al respecto.
Es un presidente mentiroso por haber hecho lo que dijo que no haría, alegando como única defensa que sólo ha cumplido lo que le ha solicitado el pueblo.
Al embustero Sánchez sólo puede salvarle de la ilegitimidad un plesbiscito.
La oposición tiene tarea y un banderín de enganche.
¿Lo tomará para demostrar quién es realmente demócrata y quién no?
¿Luchará por el plebiscito para que el falaz Sánchez no pueda alegar cuando él y su Gobierno de Coalición caigan por el despeñadero que el pacto con comunistas e independentistas lo formalizó porque así lo quisieron los españoles, aunque éstos no se hayan pronunciado?
Y aún más importante, ¿serán capaces los demócratas de todos los partidos de forzar un plebiscito sobre el gobierno del Frente Popular para que el pueblo tenga la oportunidad de decir «no en mi nombre»?