¿La globalización amenaza la libertad y la democracia en el mundo?

Un mundo menos liberal y democrático con la globalización

La democracia liberal se convierte en la ideología predominante a comienzos de la década de 1990. Una ideología que ha sido tratada por numerosos autores, uno de ellos, el politólogo estadounidense Samuel P. Huntington, quien en su obra The Third Wave: Democratization in the late twentieth century, establece la trayectoria histórica de la democracia. Esta teoría se basa en la idea de la existencia de tres olas o periodos de expansión con los cuales la democracia se ha ido consolidando en el mundo, alcanzando en el último cuarto del siglo XX la mayor expansión de su historia. Sin embargo, en estos últimos años, la aparición de populismos y el auge de partidos de ideologías extremistas, están provocando una recesión de las democracias en el mundo.

Con la caída del Muro de Berlín el mundo se transforma, dando lugar a numerosas reformas económicas liberales que favorecen esta transformación en la economía, y, por tanto, en las sociedades. Sin embargo, en plena primavera liberal, el sociólogo y politólogo de la Universidad de Stanford, Larry Diamond, vaticinó hace una década una recesión democrática de carácter global. En la actualidad, diversos informes e indicadores apoyan esta idea.

Uno de estos informes  es “Freedom in the world 2018”, elaborado por Freedom House, del cual se extrae que las democracias se encuentran bajo amenaza y en retroceso en todo el mundo. “La democracia está enfrentando su crisis más grave en décadas” dice J. Abromowitch, presidente de la organización. De las conclusiones globales que extraemos de este informe destaca que de los 195 países evaluados, 88 países (45%) fueron calificados como libres, 58 (30%) parcialmente libres y 49 (25%) como no libres. Estos datos confirman que por duodécimo año consecutivo existe una recesión y debilitamiento de las democracias en el mundo, algo que afecta directamente a otro de los grandes pilares que las sustentan: la seguridad.

Para hablar de seguridad es necesario hacer referencia al informe “Global Risks Report”, un documento elaborado anualmente por el Foro Económico Mundial y del cual en su última edición se extrae como conclusiones una intensificación y empeoramiento de los riesgos globales, generando entre los expertos una visión del futuro pesimista. El propio informe realiza una clasificación de dichos riesgos en cuatro áreas. La primera área es la desigualdad e injusticia, fuertemente afectadas como consecuencia de los efectos de la recesión económica, lo cual ha favorecido el aumento de la brecha de desigualdad en las sociedades. Según los datos ofrecidos por un informe de Intermon Oxfarn, el 82% de la riqueza mundial que se generó durante el año 2017 fue a parar a manos del 1% más rico de la población. La segunda de las áreas son los riesgos medioambientales. Debido a nuestro actual modelo de producción y las graves consecuencias de este en nuestro medioambiente, en las últimas décadas hemos podido ver un aumento y aceleración de estos riesgos. Los fuertes fenómenos meteorológicos, la pérdida de biodiversidad, las altas tasas de polución tanto en atmosfera, tierra y mares, el aumento de las temperaturas como consecuencia del cambio climático y la falta de compromiso internacional en el cumplimiento de las medidas adoptadas en distintos acuerdos (como el acuerdo de París, firmado en el año 2015, y del que recientemente los EEUU han salido). También hay que destacar la difícil transición que se está llevando a cabo hacia un futuro bajo en energía de carbón, lo que pone de manifiesto la urgente necesidad de una cuarta revolución industrial, la cual apueste por nuevas tecnologías menos perjudiciales con nuestro entorno y que permita llevar a la industria a una posición más competitiva en el mercado.

La tercera área es la vulnerabilidad cibernética, uno de los últimos riesgos en aparecer en el informe. Consiste en una serie de ataques sobre infraestructuras críticas y sectores estratégicos, así como la influencia de grandes grupos de poder con intereses propios. Ejemplo de ello es el virus “Wanacry”, el cual infectó ordenadores secuestrando información de grandes compañías por todo el mundo. Otra modalidad de ataque son las injerencias extranjeras, como los supuestos hackers rusos que intervinieron en la crisis catalana o el último y más reciente de los casos, la aparición de Cambridge analítica, una consultora destinada a la elaboración de campañas de marketing personalizadas a través del robo de datos de Facebook, y que se cree que pudo influir en procesos electorales como el brexit.

La última de las áreas que se debe tener en cuenta dentro de la clasificación de riesgos es la tensión política, tanto a nivel nacional como a nivel internacional. Este tipo de tensiones pueden provocar un incremento de los riesgos geopolíticos, lo cual ha sido tendencia este último año, como veremos a continuación, y que ha provocado la disminución del compromiso en el orden internacional multilateral basado en normas por una política de identidades y una personalización del poder.

Con la firma de la paz de Westfalia en 1648 se establece un nuevo orden internacional que prevalece en el mundo. Acontecimientos como la transformación del mercado común europeo en una comunidad europea, las reformas económicas liberales que se produjeron tras la caída del muro de Berlín dieron como resultado el actual panorama internacional. Sin embargo, esta primavera liberal se vio afectada por dos acontecimientos. Los atentados del año 2001 contra el World Trade Center (que cambiaron la seguridad a escala mundial), y los profundos cambios en el entorno económico internacional, como consecuencia de la recesión económica. Estos acontecimientos han originado el comienzo de una transformación de nuestro entorno internacional, así como el inicio de nuevos retos geopolíticos que amenazan con seguir debilitando el nuevo orden internacional. Personalidades como Henry Kissinguer, Richard N. Hass o Josep Nye, concluyen que el orden internacional actual no cuenta con las instituciones requeridas, ni con el respaldo internacional necesario para afrontar los nuevos retos, inmersos de lleno en un entorno político de populismos y de movimientos antiglobalización. Algunos de los nuevos retos a los que se debe enfrentar son los siguientes:

La nueva administración norteamericana. La llegada de Donald Trump a la Casa Blanca en el año 2017, ha supuesto uno de los mayores retos, al cambiar por completo la política llevada a cabo por su antecesor, Barack Obama. Entre los nuevos escenarios a los que debe hacer frente el gobierno estadounidense destacan el desencuentro con Rusia (a quien se le acusa de intervenir en asuntos extranjeros e influir en procesos electorales), la paralización del deshielo diplomático con Cuba (con quien Obama restableció relaciones tras más de 50 años de conflicto), poner en el centro de la atención a la República Islámica de Irán (como el factor de origen de todos los conflictos de Oriente Medio) o la guerra comercial entre EE.UU, Europa y China, a través del establecimiento de aranceles comerciales.

Otro de los nuevos escenarios que se deben enfrentar surge como consecuencia de la pérdida de protagonismo internacional de la Unión Europea, y que desemboca en dos acontecimientos; por un lado, el Brexit (proceso de negociación entre Reino Unido y la Unión Europea tras el inicio de la aplicación del artículo 50 del Tratado de Lisboa, por el cual se lleva a cabo la retirada voluntaria y unilateral de uno de los países o estados miembro), y, por otro, la aparición y surgimiento de movimientos populistas, antiglobalización o de extrema derecha, como el movimiento 5 estrellas en Italia, Alternativa para Alemania, Amanecer Dorado en Grecia, Unión Cívica en Hungría, el Frente Nacional en Francia, Libertad de Austria…, etc.

Otro de los grandes retos geopolíticos es el futuro incierto de Oriente Medio. Un futuro que en el año 2011 albergaba grandes esperanzas en la democratización de los países con el inicio de las primaveras árabes, que acabo con dictadores como Gadafi en Libia, Saleh en Yemen, Mubarack en Egipto o Ben Alí en Tunez. Sin embargo, el fracaso de estas revoluciones en la consecución de procesos democratizadores ha sido sustituido por fuertes conflictos en la zona (Siria, Libia, Iraq, Yemen, Líbano….etc).

Para finalizar, y a modo de conclusión, a lo largo del presente ensayo hemos podido corroborar como los grandes acontecimientos de nuestra sociedad han venido acompañados de momentos históricos. Con la caída del Muro de Berlín, se dieron una serie de transformaciones económicas que favorecieron la expansión y consolidación de democracias liberales por todo el mundo. Sin embargo, los atentados sobre el World Trade Center que dieron lugar al comienzo de la guerra contra el terror, y las graves consecuencias tanto políticas, económicas y sociales derivadas de la recesión económica mundial iniciada en el año 2008, han provocado diversos cambios en el orden internacional. El mundo está cambiando, las democracias liberales están en retroceso en un panorama internacional que plantea nuevos retos y horizontes, los cuales a su vez, están configurando un nuevo orden internacional.

Acerca de Victor Hidalgo

Estudiante de último curso de Grado de Gestión y Administración Pública en la Universidad Complutense de Madrid. Colaborador de Kosmos-Polis (Soporte Técnico-Redes Sociales). Áreas de su interés - Democracia y decisiones públicas, análisis de Políticas Públicas.