Obituario *
“Tú eres de los míos” y los suyos éramos todos. Javier Castro Villacañas, 58 años (1964-2023), se nos ha ido de esta vida en plena lucidez intelectual y en la mejor paz espiritual: “Querido Jesús…, estoy seguro de que tarde o temprano nuestras visiones escépticas encontrarán un punto de unión en la dignidad, en la integridad y en nuestra relación en el más allá con Dios.” Estas fueron las últimas palabras que me escribió la noche del miércoles 4, devorado ya su cuerpo por el cáncer, y a pocas horas de quedar dormido para encontrar la paz el día de la Epifanía del Señor.
Nos deja un hombre bueno en la plenitud de su vida -¡qué injusta es esta con los buenos!- en plena creación literaria con su cálida voz en la radio y firme pluma en los periódicos. Abogado y periodista, distribuyó su carrera profesional entre la universidad, el Derecho y en un amplio campo como escritor.
Fue profesor de Derecho Constitucional en la Camilo José Cela. En la Complutense, el rector Gustavo Villapalos lo designó asesor jurídico, en los juzgados se dedicó a defender causas buenas y nobles, dirigió programas de radio en la Inter y Decisión Radio, entre otras, donde hizo de la información y del debate una actividad limpia ajena al sectarismo y la propaganda. El rigor y la veracidad fueron su máxima, plasmadas en cientos de columnas y reportajes en La Razón, El Español, El Mundo y otros, que se deberán estudiar como ejemplo de objetividad.
No eludió nunca la polémica en el debate abierto sin trampas, porque su objetivo era encontrar la verdad, de la que siempre fue un apasionado. Denunció la corrupción del sistema político porque degradaba a la sociedad. Escribió Miguel Blesa, el lobo de Caja Madrid (con Luis Suárez) para mostrar el uso espurio que los partidos políticos hacían del bien común, y como declarado republicano ante una monarquía corrupta publicó El fracaso de la monarquía, posiblemente el mejor ensayo sobre la instauración de la corona en el rey Juan Carlos, cuyas causas desde el inicio de la Transición hoy son la consecuencia de la grave crisis política que sufren los españoles. Convencido de la legitimidad de la rebeldía social ante la tiranía gubernamental que proclamaba en sus artículos -como Eugenio hizo con la Primavera- debates en radio y en la obra El expolio a las clases medias (Luis Suárez), que no son otras que el propio trabajador.
Javier Castro sintió hace menos de dos meses la llegada del final de su vida vivida, una corta existencia rota de forma inesperada, demasiado inesperada,[1] y abrupta, pero para la que se preparó por sus firmes creencias religiosas y honda espiritualidad cristiana, y a la que ha recibido con toda tranquilidad en un gran ejemplo de dignidad como lo fue su vida. Y así lo dejó todo preparado y dispuesto ante su mujer, -¡qué gran entereza!-, sus hijos, y hermanos.
Javier Castro, sobre su féretro un guion de la bandera de España con las cinco rosas, reposará junto a su padre Antonio que, con su tío Demetrio, ya le esperan en los luceros para seguir creando la poesía eterna.
[1] Javier Castro sufrió un Covid muy severo casi al inicio de la calificada oficialmente y por la propaganda como pandemia. Estuvo hospitalizado un tiempo y tardó en volver a recuperarse. Después, y ya fuese por su Covid pasado o por las razones que fuesen, se pinchó varias veces con el experimento biológico llamado vacuna. ¿Ha sido esta la causa de su fallecimiento? Sea como fuere, lo cierto es que estamos ante otra muerte súbita o por ‘repentinitis’ no aclarada.
*Este obituario dedicado a la memoria de Javier Castro Villacañas se ha publicado en el diario La Razón el 8 de enero de 2023