Los atentados del jueves 11 de marzo de 2004 (11-M), siguen siendo el gran agujero negro del periodo democrático de España, y si se quiere de la propia Transición del régimen del 78 al no haberse cerrado el permanente litigio entre algunas comunidades autónomas y el Estado, y permanecer el sistema inacabado. El 11-M supuso en su conjunto el mayor atentado jamás registrado en Europa en periodo de paz. A primeras horas de la mañana de aquel 11 de marzo hasta diez bombas portadas en mochilas por terroristas que nuca fueron identificados, explotaron en diversos trenes de cercanías de Madrid abarrotados de viajeros, alguno a su llegada a la estación de Atocha. La masacre causó 193 muertes, centenares de heridos, miles de damnificados y el estado de shock en casi todos los españoles. El efecto inmediato de los atentados y de la campaña de manipulación y tergiversación que se registró en las siguientes 72 horas fue el triunfo de José Luis Rodríguez Zapatero, candidato del Partido Socialista a las elecciones generales celebradas el domingo 14 de marzo de 2004. Si las presiones y amenazas que se hicieron en un primer momento sobre el presidente del Ejecutivo, José María Aznar (PP), no surtieron, aparentemente, efecto alguno, el triunfo de Zapatero -en unas elecciones absolutamente anómalas por el impacto de shock en la sociedad- supondría un cambio en el régimen constitucional del 78, que si bien no derivó formalmente hacia la ruptura del mismo y el establecimiento de un nuevo sistema, sí supuso su modificación tácita con el beneplácito posterior del Partido Popular, el partido que junto con el PSOE conforman la raíz del régimen del 78.
Ignacio López Brú es uno de los mejores investigadores sobre el 11-M, quizá, incluso, el mejor y más cualificado, porque a lo largo de los años no ha variado ninguna de sus conclusiones establecidas sobre hechos y datos; es más, se ha ratificado con sus nuevas investigaciones. Lo que otros sí han hecho. Su obra «Las cloacas del 11-M es clave para conocer lo que NO fue el 11-M; una versión oficial establecida a base de pruebas falsas preconstituidas, la desviación del eje principal de los atentados (los trenes se destruyeron de inmediato desapareciendo posibles pruebas que hubieran arrojado luz sobre los elementos de los atentados y sus autores), la acusación sobre unos moritos que nada tuvieron que ver con los atentados, el supuesto «suicidio» de unas personas en un piso de Leganés unos días después, un juicio oral basado en pruebas falsas, y, por lo tanto, cerrado en falso, y una absoluta mentira instalada en el sistema político con la connivencia de los partidos del régimen (PP-PSOE) y la omertá de sus verdaderos autores.
La entrevista de César Vidal a Ignacio López Brú en el décimo octavo aniversario de los atentados, tiene un interés extraordinario. Las preguntas de Vidal son inteligentes, de alguien que conoce bien los detalles, y las respuestas lo son aún más. López Brú disecciona y deja en evidencia las falsedades que surgieron tras los atentados del 11-M. Y demuestra cómo sobre la marcha, pero no de forma improvisada, se montó otra operación paralela vía Fuerzas y Cuerpos de la Seguridad del Estado (FCSE) y del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), con la preconstitución de una serie de pruebas (la furgoneta y la mochila de Vallecas), al objeto de desviar la autoría de la matanza hacia unos moritos ajenos completamente a los hechos. En la parte política, Brú resalta la importancia del mensaje del periodista de la cadena de radio SER, Iñaki Gabilondo, en forma de manifiesto «Un tiempo nuevo», en el que pedía un cambio de régimen, y que llama la Gran Soflama. Aznar lo rechazó desviándose desde ese instante la ‘investigación’ hacia la autoría de unos moros quienes ni siquiera habían estado en los trenes aquella macabra mañana, con el objetivo de lograr echar al PP del Gobierno en las elecciones del 14-M. Después, el silencio cómplice de muchos, las mentiras políticas y el secreto entrecruzada de los autores intelectuales y los operativos.
Por su gran interés ofrecemos a continuación dicha entrevista publicada en La Voz de César Vidal