Lamento anunciar a mis amigos progresistas e izquierdistas de ambos mundos, despertándoles del sueño dogmático, que estas elecciones Midterm del pasado 6 de Noviembre en los Estados Unidos no han sido, como esperaban, una Oleada Azul (el azul es el color del partido Demócrata, y el rojo del partido Republicano) o referéndum contra el presidente Trump.
La alternancia en la Cámara de Representantes a favor de la oposición en las elecciones Midterm es una pauta normal que no impidió la reelección de los presidentes Reagan, Clinton, Bush Jr. y Obama (éste perdió 63 representantes y 6 senadores, todo un récord). En esta ocasión, si bien los demócratas han reconquistado con un cierto margen la House, han perdido posiciones en el Senado, donde los republicanos siguen dominando, y asimismo la mayoría de los gobernadores estatales siguen siendo también republicanos.
La situación general –provisionalmente, hasta el recuento definitivo- ha quedado así: 225 D vs. 200 R en la House; 52 R vs. 46 D en el Senado; 26 R vs. 23 D en los gobiernos estatales.
Una nota destacada en estas elecciones ha sido el alto número de mujeres –aproximadamente un centenar- elegidas para el Congreso. En popularidad relativa sobresalen la senadora Mazie Hirono del Estado de Hawai (con el 71.1 % de votos) y la representante Ilhan Omar en una circunscripción más limitada, el distrito 5 del Estado de Minnesota (con el 78.24 % de votos). Curiosamente ambas son demócratas, la primera japonesa-americana y budista; la segunda somalí-americana y musulmana.
Pero lo más excepcional políticamente en 2018 ha sido el alto número (alrededor de medio centenar) de candidatos del partido Demócrata que se presentaban con un perfil o marca de “socialistas democráticos”, siguiendo el ejemplo de Bernie Sanders, reelegido senador del Estado de Vermont con el 67.4 % de votos, que fue candidato presidencial en las primarias de 2016 y sería finalmente derrotado por Hillary Clinton.
Alexis de Tocqueville planteó en los años 1830s la famosa y polémica tesis del “excepcionalismo americano”, descrita como una cultura política cuya tradición liberal es única e implicando entre otras cosas -en comparación con Europa- la ausencia o marginalidad del socialismo en los Estados Unidos. Múltiples y muy diversos autores (Sombart, Wells, De Leon, Lovestone, Gramsci, Bell, Lipset, Laslett, Hartz, Samsom, Thomas, Rossiter, Harrington, etc.) han investigado este fenómeno, pese a que Marx y Engels llamaron la atención sobre la temprana aparición allí de un partido socialdemócrata (el Workingmen Party), antes que en las naciones europeas. Seymour M. Lipset y Gary Marks son autores del estudio más completo sobre el tema: It Didn´t Happen Here. Why Socialism Failed in the United States (W. W. Norton, New York, 2000).
Aparte del referente ya clásico del senador Bernie Sanders (67.5 % en el Estado de Vermont), la estrella socialista ha sido la joven representante Alexandria Ocasio-Cortez (78 % en la más limitada circunscripción del distrito 14 de New York). Constituyen la excepción, marginal, a lo que sigue siendo el Excepcionalismo Americano.
Los dos grandes fracasos “socialistas” en dos grandes Estados han sido los del candidato a senador en Texas, O´Rourke (derrotado por el republicano Ted Cruz), y del candidato a gobernador en Florida, Gillum (derrotado por el republicano DeSantis).
El récord a nivel de los Estados, en el campo Republicano, lo tienen el gobernador Gordon y el senador Barraso (respectivamente 67.4 % y 67.1 % en Wyoming), el gobernador Baker (66.5 % en Massachussets), el gobernador Hutchinson (65.4 % en Arkansas), y el senador Rommney (62.5 % en Utah). En el campo Demócrata, aparte de la mencionada senadora Hirono (71.1 % en Hawai), destacan la senadora Gillibrand (66.6 % en New York), el senador Cardin (64.2 % en Maryland) y el gobernador Ige (62.7 % en Hawai).
Por mi vinculación familiar con el Estado de Minnesota tengo que lamentar el éxito allí del partido Demócrata, ganando los dos escaños del Senado (uno de ellos por elección especial), y seis de los ocho escaños de la House (entre ellos el mencionado de la representante somalí musulmana Omar). Lo más lamentable de todo ha sido la elección para Attorney General del demócrata Keith Ellison, ex representante en la House converso al Islam, vice-presidente nacional del partido Demócrata, acusado de violencia doméstica, vinculado personalmente con el infame antisemita Louis Farrakham y con el financiero George Soros.
Al menos en los distritos 1, 6 y 8 han ganado los republicanos (respectivamente, Hagedon, Emmer y Stauber). Los tres, igual que los antes mencionados Gordon, Barraso, Hutchinson, Romney, Cruz, DeSantis, y muchos otros, avalados personalmente por el presidente Trump, mientras que un alto número de candidatos del Establishment GOP anti-Trump han sido derrotados. Continúa pues la batalla interna republicana de Donald Trump contra la partitocracia, pero el presidente sigue manteniendo una sólida posición para su reelección en 2020, evitando según los previstos resultados en el Senado los intentos de la oposición de llevar a cabo un Impeachment.